Y lloverán estrellas en la noche

Déjame tocarte para liberar tu alma
Déjame guiarte hasta la tentación
Esta noche el mundo es nuestro
Y te puedo ver tan emocionada
con el rictus del bello dolor
que azota a los amantes.

Nos hemos arrancado de nuestra carne
en glamorosos rituales de amor
Nuestros cuerpos mudos en al penumbra
bajo el estrépito de nuestro deseo…

Y éramos los más bellos

Inventados a escala de noche.

“… El calor de la lluvia, ácida como un engaño
culmina. Insomnios y noches, lujurias…”

El contacto de neutros pies desnudos
y el reflejo de mercurio en tu mirada
cuando tus ojos reflejaban tanta soledad
y tu silencio se remontaban hasta las montañas
Hacia los tristes espectros de tus visiones
Y tus impertérritas ganas de llorar
con una abundancia espasmódica.

“… Mi garganta drena suspiros
no mas llanto ni gritos sólo una
canción susurrada
mientras camino de puntitas
con mi sombra muerta y el piso frío…”
pero, ¿que soñarás ahora,
Oh1 querida rompecorazones
De fin de semana?

¿Aún conservas aquellas fotos que nunca nos tomamos,
aquellos versos ahogados en nuestra resignación?

Una inmensa fauna esotérica
revolotea debajo de tu corona.

Y yo me alimento de tu alegría
Tu belleza exacerbante
Tu cuerpo encendido como una vela

Cristales reventando en nuestro regocijo

Sangre de fuego
Carne de fuego

Contacto mágico
Ardiente gemido de tu respiración

Desnudos cuerpos al alba
Volcánica piedra rota
En el naufragio lamentable de la ilusión

En una mano guardo tu cordura
En al otra un ramo de guirnaldas
Como un prisionero de un mundo surreal
Ahora que el amor duerme lento

Y sin embargo

Sueño con el mar

Siempre con el mar

Tan salvaje como un estampido estrepitoso
Untos y poseídos pro la aurora
en el vértigo de la inmensidad…

Tan solo mientras espero

Pero algún día ya no esperare
algún día arrojaré mis palabras al viento
y me tendrás que seguir
al paraíso de los amores eternos.

Francisco Jaymes