miércoles, 17 de diciembre de 2008

La muerte de santa




Como el año pasado, Aqui seguimos con la muerte de santa.














La noche del 24 de diciembre colocaba con suma alegría e ilusión el zapato medio sucio de lodo con la cartita de los deseos dentro, un plato con galletas y un vaso con leche para Santa y cada 25 de diciembre en la mañana era lo mismo: El zapato, el vaso y el plato vacío, la cartita desaparecida y los deseos, incumplidos.

La Nochebuena de 1998 sabía que sería la última, pues tenía ya la edad límite para recibir regalos. Había ahorrado algunos pesos de la venta diaria de periódicos que hacía en la esquina de Isidro Fabela con Industria Automotriz. Ese día compré una lata de galletas, de esas que llaman danesas, que según dicen son de mantequilla. He de admitir que el sabor es muy bueno para alguien que sólo ha comido barritas y galletas de animalitos. Me zampé casi tres cuartos de lata, sentado en una jardinera, junto a una cancha de basketball, bajo uno de los puentes de la Avenida Tollocan. El resto lo guardé para esa noche.

Llegué a casa a las 8 de la noche. No. En esa casa no había cena de Navidad, ni regalos para intercambiar, ni buenos deseos o abrazos de felicitación. En esa casa no había alegría, ni adornos, ni luces, ni arbolito. Sólo había caras tristes y demacradas. Caras y manos rojas por el frío que se colaba por las ventanas sin vidrios en aquel cuartucho de medio patio.

Preparé mi cartita, el plato con las galletas danesas sobrantes, el vaso con leche rebajada y el zapato, aún lodoso. Lo coloqué todo junto al cajón que hacía las veces de sofá y me fui a dormir.

Un grito de horror, histérico, me sacó de mis sueños. Me enderecé de golpe en la cama y recordé. Abandoné la cama y me vestí con calma. Del otro lado del pedazo de trapo que separaba a la recámara de la sala se oían susurros alterados de "¿qué vamos a hacer?, ¿cómo lo vamos a explicar?" Salí de la recámara y vi, despatarrado grotescamente frente al 'sofá', el enorme cuerpo del maldito panzón que me había arruinado la única noche en que se suponía debía tener alegría. Lo vi, me acerqué, le pegué un par de veces con la punta del pie para comprobar que no se movía.

Le miré triunfante, pensando "así que aquí yaces, estúpido gordo, en MI sala, bajo MIS condiciones. Ocho años de espera inútil, de desilusiones acumuladas, de rencores que colmaron el buche." Un año de mucho idear, de portarme mal, de hacer todo lo contrario a lo que la razón y las buenas maneras dictan dieron fruto en una sola noche. En esa noche.

Tomé la carta que tenía a medio desdoblar en la mano y leí lo que le había escrito unas horas antes y que él probablemente apenas habías comenzado a leer, tal vez con suma indiferencia, mientras se zambutía las galletas que le había dejado. Vi que sólo había dejado un par en el plato. La carta decía lo siguiente:

"Santa:

Te dejo unas galletas rellenas de potente raticida y un vaso con cianuro diluído en la ración de leche rebajada que tomo de vez al mes. Espero que te aproveche, gordo tragón."

Seguí viéndole, con odio, pensando en que así era como operaba: Comía, leía, se reía y se largaba. Bonita manera de tratar a sus pequeños clientes. Sólo me habría gustado verle retorcerse, pero... la verdad es que tenía demasiado sueño como para contemplarle. Yo sí hacía mi trabajo.

¿Has oído eso de que el que ríe al último ríe mejor, maldito obeso de porquería? ¡¡Feliz Navidad, idiota!!

¡Jo, jo, jo, jo,jo!

El Grinch

18 comentarios:

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Jo, jo, jo, jo.
Yo también soy una grinch, mi querida A. Gracias por ese sentido del humor que hace falta en esta época del año en que la cursilería se desborda por todas partes.

Besos amargados

Ganima dijo...

Jajajajajajaja….. simplemente Genial!!!

Aunque debo reconocer que si muriera el Viejito Pascuero (santa) tendría que lucir de luto por varios meses…

Aunque no sea fácil de digerir, a mis 25 años, aun creo en el Viejito Pascuero.-

Caricias navideñas

Ganemia.-

RobotZombi dijo...

Jijiji, mi abuelo se parecía al santo Clos, pero de esos santas semidesnudos y ebrios, pero su barbotototota era así y estaba loco y bebia ytambién taba loco, jijiji. Yo por eso si veo un santa le voa pegar.

Rous dijo...

hola:d como siempre maginificos tus post querida A :D excelente historia:d sobre todo lo de me voy a dormir por que yo si hago mi trabajo jijijiji:d saluditos

marichuy dijo...

Queridas

Ahora que vuelve a estar de moda Karl Marx, bien podemos adaptar esa clásica frase, ya no tan démodé:

"Grinchs del mundo, unios"

Me choca Santa.

Besos verdes

Lust dijo...

Matar mitos me resulta liberador. Yo también odié al gordo cabrón algún año, cuando todavía era un enano. Ahora odio la costumbre de hacer creer a los niños que un gordo barbudo vestido de rojo (inicialmente verde) va a traerles regalos, pero sólo si han sido buenos durante todo el año. Odio más aun a los que creen que los niños son realmente felices con ese engaño.

Amorexia. dijo...

Maravilloso!! maravilloso! no puedo creer que ese maldito infeliz benefactor de niños ricos llegar a tu casa solo a burlarse a limpiarse el culo con tus ilusiones! Buena muerte! maravillosa muerte!

Urra!

Amorexia. dijo...

Amiga A, puedo usar este texto para la noche de el 25 de diciembre en el blog http://conejos-suicidas.ticoblogger.com? obviamente con los créditos de rigor?

=)

Antonio Chamu dijo...

Jajajajajajajajajajajajajajajajaja.....

De escritor a escritor... muy bueno y divertido... felicidades

Chamu

marichuy dijo...

"Matar mitos me resulta liberador."

Me encantó ¿me la puedo tomar prestada? Y de paso la utilizo para matar justificar el asesinato de uno que otro "mito benefactor".

Besos doblemente verdes, mi querida A

A dijo...

Amigos queridos, Si yo no odio la navidad, lo que no soporto es a santa, invento de cocacola, apropiado para la familia bimbo y sus desayunos nescafe.

:)

Amorexia, claro que si!, que gusto.

besos contentos
A.

Lara dijo...

¿Discutir es aun mejor?
A mí se me dan mal las peleas.

¿Me recomiendas la película?

A dijo...

Discutir no es sinonimo de pelear.

¿cual pelicula?

besos argumentados
A.

Anónimo dijo...

Excelente texto! te sacaste 10!

Nephalin dijo...

Muchas veces también pensé en matar al viejito pascuero...
Nos hace decepcinarnos de todo lo que creiamos hermoso de la navidad..
de aquella ilusión guardada en los bolsillos rotos de los pantalones...
A mi me encanta la espera de la navidad pero cuando llega pierde la emocion sin importar los regalos es hermoso pensar, que la paz y el amor pueden cambiar el mundo aunque sólo sea un día..
Saludos.

Unicornio dijo...

Linda A:

El Hombre está hecho de Mitos (y de Esperanza, como todo el mundo sabe). Y esta época es la apropiada para contar (junto a un cafecito de olla!) las historias de los ángeles de Mahoma, de la piedad del Poverello de Asís, de las medias rellenas de oro de San Nicolás de Myra (para ustedes, de Bari) directo antecedente del PanzaClós Cocacolero, o de las trasnochadas visitas de 3 Reyes Vagos, perdón, Magos a un simbólico niño de la Esperanza.

Por eso su cuento pasará (si obtenemos vueso ínclito permiso) a la biblioteca unicorniana, como un ejemplo para la posteridad de que "lo que se siembra, se cosecha".

Además, junto con la historia del doble de Paul McCartney y el de Pedro Infante, ahora comprendemos por qué Santa ya no es el mismo: ¡están plagiando al difunto original!

Gracias por ilustrarnos y distraernos. Ahora os tendré que regalar una muy buena historia para divertiros, Doña A. Pronto.

Con mis mejores deseos santacloseros, perdón, navideños, os dejo un afectuoso saludo de parte del

Unicornio de la Nariz Roja... (viérais la gripa que me cargo, caraxo!!)

La Guera Rodríguez dijo...

Querida A:

comparto totalmente tu punto de vista...
Me agrada la Navidad, la esencia que se trata de rescatar, pero ODIO el consumismo y la risa estupida de este engendro de la mercadotecnia...
Que bueno que nunca alenté a mis hijos a "creer" en Santa Claus, porque sino ya serian huerfanos!!..jajaja

Besos !!

Diana

Pinche Vieja dijo...

Mataste a Santa :(

Ironía, sarcasmo, humor negro, sexo, amor y desamor, cine, libros, música, mujeres, locura, amargura y cosas peores