martes, 16 de octubre de 2007

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Al cumplir los 13 años Nekane creía haber aprendido todo lo que la nodriza le podía enseñar y quiso hablar con los árboles para saber como ser libre de su maestra, así que salió de madrugada, sólo con un candelero en las manos y caminó a la plaza donde estaba el sauce viejo, el mismo lugar donde hablo con los árboles aquella vez y llegando ahí se descalzó delante del sauce viejo y le hablo en susurros pidiéndole consejo para no tener más guía que de los árboles con toda su sabiduría.

El sauce habló.

Tu alma, que no es menor que la de Ega, no ha superado a su maestra, aún tienes sabiduría que adquirir a su lado que no vendrá de mi, ni de ninguno como yo, hasta que hayas bautizado tu cuerpo en el camino que has de seguir.

Quiero ser grande, quiero ir más allá que Ega.

La luz demanda obediencia -dijo un Ciprés-

Y generosidad –Agregó un sauce joven-

-Entonces iré a las tinieblas- Y regresó a su casa escoltada por la esencia de su sauce, saboreando en el camino que tenía por delante, oscuro y lleno de poder.

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